Hace pocos días un oficial de la FAN fue herido por dos delincuentes quienes les dispararon a mansalva. Trasladado de urgencia, aún vivo, al hospital más cercano no pudo ser atendido como lo exigían las circunstancias. La explicación estaba en los cartelones colocados en la entrada que decían: “Aquí no hay anestesiólogo. No hay médicos especialistas, no hay cirujanos, no hay traumatólogos, ni material médico quirúrgico.” Esto, que constataron los que trasladaron al herido, concordaba con las palabras pronunciadas una semana antes por un directivo del sindicato de la salud: “no hacemos huelga porque los hospitales tienen tiempo parados por falta de equipos e insumos.”
El caso del militar fallecido muestra porqué mueren trágicamente miles de venezolanos. Primero la maldad de los delincuentes, potenciada por la impunidad que les brinda el gobierno. Y luego, al que sobrevive a la agresión lo mata la imposibilidad de la atención médica oportuna, porque los hospitales están abandonados. El gobierno los ha abandonado porque los médicos, enfermeros y demás profesionales no son cubanos. Su delito es ser venezolano. Si fuesen cubanos se les daría de todo: casa, comida y lo demás. Aquí los cubanos son reyes sin corona. Son los únicos que sirven, son los únicos que valen, son los únicos que saben. Los venezolanos somos, por el contrario, unos comemierda, para decirlo en su jerga.
Los muertos que nos están debiendo
Ninguno de los que socorrió al militar en el momento exclamó: “vamos a llevarlo a Barrio Adentro.” A nadie en su sano juicio se le ocurre tamaño disparate. Todos estamos conscientes de que Barrio Adentro es un hueso tirado a los pobres como si fueran perros para que se engañen creyendo que es comida. En los módulos sólo se consigue un botiquín de primeros auxilios aplicado por curanderos. En los centros de diagnósticos, dotados con equipos comprados por el eminente científico Fidel Castro invirtiendo discrecionalmente centenares de millones de dólares que le ha entregado el gobierno venezolano, sólo saben de medicina las máquinas, pero no los que las manejan, cuya ciencia debe ser de las ocultas.
Si los US$ 28.000 millones regalados a Cuba en cinco años por Barrio Adentro, hubiesen sido invertidos en tener hospitales de primera al servicio de los pobres, muchas víctimas de la delincuencia se habrían salvado y millones de venezolanos podrían haber superado sus enfermedades graves y crónicas. Cada muerto por falta de atención hospitalaria, lo ha matado la boliburguesía que nos gobierna. Son los muertos que nos están debiendo.
Charlatanes para matar pobres
No conformes con los muertos que ya nos deben, se proponen seguir matando con alevosía a los pobres. En lugar de ampliar las escuelas universitarias de medicina, para que sigan graduando buenos médicos, usando con este fin los US$ 7.000 millones (Bs.f 38.500 millones) regalados a Ortega para su lucro personal, según la prensa de Nicaragua, han inventado una escuela de medicina cubana. No decimos de medicina a secas, porque los profesores importados, desde luego cubanos, no enseñan medicina, si acaso tuvieren credenciales para ello. Enseñan a ser agentes castro-comunistas en los barrios, con una bata blanca puesta para disfrazarse de médico. De allí no saldrán médicos. Saldrán charlatanes.
Los venezolanos pobres no tienen escapatoria con esta revolución: los que sobreviven a los delincuentes mueren por falta de hospitales, si antes no lo han matado por mala praxis los curanderos cubanos de Barrio Adentro. A los que se salven los esperarán los charlatanes que vienen preparando los cubanos en las escuelas de medicina piratas. Con ellos consumarán el holocausto de los pobres.
martes, 17 de noviembre de 2009
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