La Internacional Comunista de América Latina (Foro de Sao Paulo), comandada por sus jefes Fidel Castro (de Cuba) y Lula da Silva (de Brasil), ha mantenido una agresión permanente contra Colombia, único país de Sur América donde sus socios no tienen esperanzas de acceder al poder por la vía electoral. Es la espina que tienen clavada en la garganta.
De la agresión permanente contra Colombia han encargado al Presidente de la República de Venezuela. Desde un principio la agresión ha consistido en ayudar con armas, alimentos y dinero a las FARC, su socio colombiano en la Internacional Comunista, que goza además de espacio territorial dentro de Venezuela para su refugio y descanso a pesar de las convenciones internacionales contra el terrorismo.
La Internacional Comunista estaba en el proceso de conseguirle reconocimiento internacional a las FARC, cuando fue descubierta la “laptop” de Raúl Reyes que desenmascaró a Chávez, quien dio un paso atrás aparentando reconciliación con Uribe mientras esperaba la ocasión propicia para apuñalear a la democracia colombiana. Se le ha presentado, creen los comunistas, con el convenio de apoyo militar celebrado por Estados Unidos con Colombia. Es sólo un pretexto. A los comunistas los mueve acabar con la democracia colombiana. Si fuese realmente el motivo la presencia de tropas estadounidenses en Sur América ya habrían procedido contra Aruba y Curazao, donde existen bases importantes de Estados Unidos. Pero a ellos nos les interesan estas islas. Les interesa Colombia.
Con este pretexto planearon hacerle una encerrona al país vecino en UNASUR, que es la OEA de Brasil para mandar en América del Sur. Allí le exigieron al gobierno colombiano que desistiera o, en su defecto, sometiera el convenio a la aprobación de ellos, los comunistas. Cuando Colombia se negó, Chávez pasó a la segunda fase de la agresión y le declaró la guerra comercial. Todo para el Brasil de Lula, nada para Colombia. No cedió Colombia a pesar del chantaje comercial y firmó el pacto con Estados Unidos. Entonces Chávez anunció la guerra militar ordenando a la FAN prepararse. Enseguida Lula se ofreció de mediador, a sabiendas de que no puede serlo porque es uno de los jefes de la Internacional Comunista. Los colombianos, que ya lo conocen, no cayeron en la celada y prefirieron ir a la OEA y la ONU, donde cuentan con sus aliados gringos.
Estos hechos han confirmado lo que hemos venido sosteniendo. Venezuela está en manos de la Internacional Comunista, que la usa como ariete contra los gobiernos que no pertenecen a ella. Ya no es una república políticamente independiente, sino un protectorado de Cuba. Aquí manda Fidel Castro. Hemos de creer que no ha regresado a la presidencia de Cuba, no obstante su mejoría, para poder ocuparse a tiempo completo de gobernar a Venezuela. Está dedicado a ello “full time” por interpuesta persona. Fidel piensa, Chávez habla.
La Internacional Comunista decide además la política económica de Venezuela. Ya no es una república económicamente independiente, sino una provincia económica de Brasil. En efecto Brasil está tragándose a Venezuela, que es su presa económica. Ha ido más lejos: ya se ha metido en el territorio Esequibo, que es nuestro, donde explota, entendiéndose con Guyana, las riquezas que pertenecen a Venezuela, lo que constituye una agresión contra los venezolanos. Brasil es ahora el paraguas militar de Guyana en el despojo del Esequibo.
No es Venezuela la agresora de Colombia. Es la Internacional Comunista que quiere hacer de Colombia lo que ha hecho de Venezuela: un protectorado político de Cuba y una provincia económica de Brasil.
martes, 2 de febrero de 2010
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