Para entender lo que está pasando con la banca privada hay que partir de esta premisa: Venezuela es un protectorado de Cuba donde se viene ejecutando por etapas el proceso (¿conocen la palabrita?) de implantación del comunismo a la cubana dirigido personalmente por Fidel Castro. El encargado de su realización es su hijo político Hugo Chávez, por ello apodado Hugo El Cubano, a quien asiste en la parte operativa su morocho Alí Rodríguez Araque.
Establecida la premisa, veamos los hechos. La primera etapa del proceso tuvo por objetivo la destrucción de la institucionalidad democrática, tarea que cumplieron a cabalidad los “tontos útiles” desde la Constituyente y remató la sucesión de mandos militares venales. La segunda etapa tuvo por objetivo apoderarse de la industria petrolera a fin de remover a los que obstaculizaban el uso discrecional del dinero del pueblo venezolano para sostener el régimen cubano, financiar la expansión del comunismo por América y comprar conciencia y votos en Venezuela, además de corromper a todos los corruptibles y de enriquecer a la boliburguesía. La tarea de convertir a PDVSA en la financista del comunismo en Venezuela y América la cumplió Rodríguez Araque, hombre de confianza de Fidel desde sus tiempos de guerrillero. Tanto él como Chávez fueron inhumanos en la ejecución de esta tarea, causando dolor a veinte mil trabajadores y sus familias, que perdieron empleo, prestaciones y ahorros y muchos fueron sacados por la fuerza de sus viviendas.
La tercera etapa tuvo por objetivos: neutralizar a la OEA para que no vuelva a intervenir en Venezuela como lo hizo para el revocatorio; expandir el comunismo (ALBA) y hacer fracasar el ALCA (Acuerdo de Libre Comercio de América) promovido por Estados Unidos. Para ello Rodríguez Araque fue designado Ministro de Relaciones Exteriores. En 2006, hecho este trabajo, se fue a vivir a Cuba como Embajador. Estando allá, en relativo descanso por problemas de salud, pasó el gobierno a la cuarta etapa: profundizar la iniciada eliminación de la propiedad privada en la ciudad y el campo, mediante las invasiones, intervenciones, expropiaciones y confiscaciones de industrias, haciendas y hatos. Cumplida por otros la tarea de destrucción del aparato productivo privado, Rodríguez Araque regresó de Cuba, esta vez para el Ministerio de Finanzas. Desde entonces ocurrieron cosas como éstas: el gobierno compró el Banco de Venezuela para convertirlo en la casa matriz de la banca pública; los boliburgueses, que son los ricachones del comunismo, recibieron financiación de fondos públicos para comprar varios bancos pequeños; y los bancos grandes se llenaron de bonos de la deuda pública, ya que no hay demanda de créditos para la industria y el campo. Avanzó así la toma del sistema financiero.
Estaba ya madura la fruta cuando viajó Hugo El Cubano a su tierra amada para la cuenta periódica con Fidel, su padre político. No por mera coincidencia a su regreso procedió a intervenir los bancos que habían comprado sus boliburgueses con el dinero que el mismo gobierno les había dado y lanzó contra ellos una campaña de desprestigio. Con esta maniobra ingeniosa, propia de Fidel, busca, por una parte, desprestigiar a los banqueros privados para justificar el asalto final, de manera que no se vea como un atropello a la propiedad privada sino como una medida contra la corrupción, y por la otra, desvincularse temporalmente de la boliburguesía, que ya cumplió su misión de infectar la banca privada para exponerla al desprecio público. Por un tiempo los banqueros boliburgueses estarán fuera de circulación pero con su botín afuera a buen resguardo.
Concatenando los hechos podemos ver que el morocho Alí vino de Cuba directo para Finanzas, sin ser especialista en la materia, porque el próximo paso del proceso dirigido por Fidel será sustituir la banca privada por la banca pública, cuyo sistema tiene nombre: Corporación de la Banca Pública.
martes, 2 de febrero de 2010
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